lunes, 24 de junio de 2013

Sobre la elegancia

"La elegancia es eliminación", reflexionó en algún momento de su vida el diseñador español Cristóbal Balenciaga. Pocas veces me pasa que concuerdo con un pensamiento ajeno, siempre le encuentro puntos débiles a las conclusiones que no son mías, pero este no fue el caso con Balenciaga.

La elegancia es eliminación, sí. Eliminación de lo que sobra, de lo que es demasiado, de lo que no será extrañado si no está. Aquello que está de más siempre estorba, molesta. En estos tiempos en los que llamar la atención parece ser la premisa, no es extraño que la elegancia sea difícil de encontrar. 

Buscando en la base de datos más extensa que existe, la web, encontré que la palabra elegancia proviene del latín 'legere', que significa reunir. Al agregarle el prefijo, la palabra se transforma en 'elegere', cuyo sentido es saber elegir. Asi que la persona elegante es aquella que sabe elegir. Nada menos. 

Ser elegante no se limita a estar bien vestido, sino que su significado encierra un conjunto de características: la elegancia se demuestra en el modo de hablar, de expresarse, de moverse, de comportarse. Claro que si uno quisiera actuar esta cualidad, el resultado no será el esperado.

Hay algo de verdad en eso de que la elegancia es innata, creo que era Diana Vreeland quien decía algo al respecto. Otra vez me encuentro asintiendo frente a una frase ajena. Bueno, al menos concuerdo con Vreeland y no con un cuatro de copas. Me voy de tema, perdón, vuelvo. 

A lo largo de la historia del cine, varias mujeres encarnaron a la perfección el término elegancia. Las clásicas: Audrey Hepburn, Marlene Dietrich, Grace Kelly. Y las de ahora, desde mi punto de vista: Cate Blanchett, Natalie Portman, Emma Stone. Lamentablemente, no se me vienen nombres nacionales a la mente. Quizá Karina Rabolini, Dolores Fonzi o Teresa Calandra. Pero no estoy del todo convencida. 

Ellas, las mujeres elegantes, son mujeres que demuestran un 'saber estar' no forzado, saben elegir, entienden el poder que tiene la síntesis. La elegancia no tiene que ver con la belleza, para nada. Es algo que está relacionado con un modo de vivir, de ser, pero nunca un rostro anatómicamente perfecto significará que esa mujer es elegante. 

Está claro que las recetas no existen, pero si así fuera, sería algo parecido a lo siguiente: no a los accesorios innecesarios, no a los peinados exagerados, no al maquillaje pesado y un gran no a ponerse todas las tendencias juntas. 

Volvamos a los clásicos: el vestido negro, las perlas, el labial rojo. Como dice mi viejo: "Nunca una mujer estará mejor vestida que con una camisa blanca y un buen jean". Y sí, una vez más, estoy de acuerdo con una frase ajena. 

Foto de Lillian Bassman



 

martes, 18 de junio de 2013

El amor inspira a Karl Lagerfeld

Chanel sabe hacer bolsos icónicos. Lo logró con el 2.55, popularizado por la misma Gabrielle 'Coco' Chanel. Ahora, la casa francesa lanzó el nuevo bolso Boy, inspirado en Arthur Boy Capel, el jugador de polo que supo ser el amor más grande de Mademoiselle Chanel.

El bolso Boy fue diseñado por Karl Lagerfeld, y es indudable que la historia de amor que existe detrás del diseño de este nuevo producto aumenta el deseo de tenerlo. ¿A qué chica no le gusta el romance? Me atrevo a decir que a todas. 

La historia de amor entre Capel y Chanel era atípica para la época: él la respetaba y la dejaba ser libre. Amaba que ella fuera distinta a todas, que se vistiera diferente, que quisiera ser alguien en la vida por sus propios medios. Eso fue lo que lo enamoró.

Además, fue él quien financió el primer proyecto de Chanel, él le prestó el dinero para que comenzara a diseñar. Una vez que juntó toda la plata, Gabrielle le devolvió hasta el último centavo. No quería que nadie le regalara nada. 

Lamentablemente, la historia de amor no tuvo un final de cuentos, y precisamente por eso el romanticismo aumenta. Sorpresivamente, Boy Capel murió en un accidente de autos. Coco sabía que nunca más amaría de esa manera. Personalmente, creo que las historias de amor que por algún motivo no funcionan, son las más recordadas. El rasgo de fatalidad es lo que encandila. Por algo el de Romeo y Julieta es uno de los amores más emblemáticos.   

Probablemente, nunca tenga un bolso Chanel. Si tuviese el dinero para poder comprarme uno, lo invertiría en viajar. Pero saber que fue una historia de amor la que inspiró este bolso, me obligó a que hoy escribiera sobre él. 

Arthur Boy Capel y Gabrielle Chanel 



El bolso Boy, inspirado por el gran amor de Gabrielle.






viernes, 14 de junio de 2013

Pueden llamarme romántica

Leo en el sitio de la BBC que en varias tiendas de Estados Unidos y distintos países de Europa ya se ven probadores virtuales. Los llaman los 'probadores del futuro' y prometen que gracias a ellos, encontraremos la 'ropa ideal'.

Se trata de artefactos que escanean las medidas de nuestros cuerpos. Este 'alter-ego' virtual se sube a la web y estará siempre disponible para cuando lo necesitemos. Como cuando queremos comprar ropa por internet o, como dice el artículo, cuando queremos evitar probarnos las miles de prendas disponibles en una tienda.

Como en muchas otros casos, pienso que el avance de la tecnología a veces no ofrece mejores versiones de lo ya conocido. Me pasa con los e-books: desde que se lanzaron al mercado que sostengo que nunca funcionarán. ¿Qué lector de raza cambiaría un libro de papel -su olor, las ilustraciones, la textura del papel, sus tapas duras- por una artefacto delgado y con pantalla digital? No sé, quizá sea una romántica, o quizá simplemente me gusten las cosas hechas a la antigua.

A mi parecer, este 'probador del futuro' correrá la misma suerte que el e-book. Si bien debo reconocer que es útil para aquellas personas que gustan de comprar online (yo no soy una de ellas), la verdad es que si te gusta comprar ropa, te gusta probártela también. 

No basta con saber cuál es tu talle o el color que mejor te sienta. El acto de salir de compras es un todo que se debe disfrutar como en los viejos tiempos: sabiendo tu presupuesto, con horas libres, un día fresco, cabeza fría y con ganas de probarse las prendas que en nuestra cabeza se ven maravillosas. Al menos es lo que intento hacer.

Cuando entro a un probador, me desvisto rápido, ansiosa por verme en las prendas que elegí. Una vez que tengo puesta mi potencial nueva ropa, me miro de todos lados, pienso en qué situación lo/la usaría, analizo su funcionalidad. Pero ninguna de estas cosas le gana a la sensación que me produce esa prenda. Si me hace sentir maravillosa o especial por algún motivo, no hay dudas: tiene que ser mía. Si el bolsillo me lo permite, claro está.

Pueden llamarme romántica, anticuada o analfabeta tecnológica, pero nunca cambiaré un libro por una pantalla y mucho menos me perderé de la maravillosa experiencia de probarme ropa. ¿Probador virtual? No, gracias. 






miércoles, 12 de junio de 2013

Entrevista a Sylvie Geronimi, una artesana del zapato

El martes de la semana pasada, la boutique de Sylvie Geronimi (Guido 1555) cumplió cinco años y allí estuve para ver de cerca las creaciones de esta diseñadora que habla con un acento adorablemente extraño. Las chicas de la tienda fueron muy amables y atentas, y a pesar de su insistencia, fue imposible comer las cupcakes con forma de zapatito. Eran demasiado lindas para que desaparezcan en mi boca.

No exagero si digo que los diseños de Sylvie son de los más bellos que he visto. Además de no parecerse a nada de lo que muestran las vidrieras nacionales, se nota que a Sylvie le importa la calidad de los materiales y la comodidad. Hace apenas 12 pares de cada modelo, y también diseña a pedido. "Esta es mi primera boutique, antes trabajaba en mi taller o hacía los zapatos a medida. Me siento muy feliz por los cinco años de la boutique porque poco a poco me fui asentando", me dice Sylvie al grabador. Agrega que el festejo es doble, ya que en junio su hijita cumple su primer año. 

Sus zapatos aparecen en las publicaciones más prestigiosas: Harper's Bazaar, 90+10 y Susana. "Siempre intento que el zapato sea cómodo. Obviamente que a veces hay zapatos con un tacazo que no son tan cómodos. Pero cuando aconsejo a mujeres que van a fiestas les digo que hay zapatos que van a poder soportar toda la noche o parte de la noche", explica Sylvie y deja ver que su asesoramiento es bien personalizado. 

"Yo estudié una carrera de Alta Costura. Mi padre era diplomático, trabajó mucho con la Alta Costura francesa. Cuando quise comenzar a estudiar, yo no sabía si quería estudiar diseño relacionado con sombreros, zapatos o carteras. Pero mi padre empezó a averiguar con gente del mundo de la Alta Costura y ellos le dijeron que lo mejor era que estudiara Alta Costura tradicional y que después decidiera qué seguir. Enseguida que terminé la carrera, me enganché con los zapatos", recuerda.

¿Qué mágica atracción tendrán los zapatos? "Los zapatos son objetos especiales. A mí me gustan mucho porque los relaciono con el teatro. Creo que son muy importante porque tienen que ver con cuando el hombre se alza y camina. En la antigüedad, el zapato diferenciaba al pobre del rico, al amo del esclavo. Luego cuando empezás a estudiar descubrís historias como la de los egipcios, que tenían el dibujo del enemigo en la suela del zapato de madera para aplastarlo al caminar. Hay muchas historias ligadas al zapato", explica Sylvie.

"Le recomendaría a las mujeres que cuando tienen una situación muy importante en sus vidas, no dejen al zapato para el último momento. El error es tomar al zapato como accesorio. Para encontrar el zapato ideal hay que decidir con tiempo. Otro consejo importante es que se asesore bien con respecto a la altura del taco y cuánto tiempo quiere estar parada. El zapato con un cambre medio y hecho de buen cuero es más cómodo que uno hecho con un cuero duro, mal hecho", dice Sylvie y en eso se acerca la diseñadora de Alta Costura Silvie Burstin,  que agrega: "El zapato es tan importante como la elección de vestido. No es como antes que el zapato era sólo el accesorio, hoy es tan importante como lo que te pongas". 

Me probé el modelo Slave China, muy femeninos y cómodos. 



Este fue mi modelo preferido. No pude sacarle los ojos de encima.




lunes, 10 de junio de 2013

La comodidad está de moda

Otra de las frases que se popularizó en el mundillo de la moda es la tan famosa 'la moda incomoda'. De esta afirmación se desprende la idea de que para estar vestida con las últimas tendencias, una mujer debe aguantarse el dolor que provocan los zapatos de taco alto, los jeans demasiado apretados o los accesorios pesados.

Qué tontería. Nadie en sus cabales sacrificaría comodidad por belleza. Al menos, es mi premisa. Estoy convencida que la cara de dolor de una mujer que vista los stilettos más perfectos del mundo, arruina todo el look. Por eso, todas las mañanas, me paro frente a mi guardarropas - bastante desordenado, debo admitir -,  y combino cualquier elección de ropa con las botas de Viamo que me compré hace dos meses. Son de cuero y gamuza negra, y la mayor ventaja es que su taco es ancho, no tan alto y de goma: súper cómodo. 

Me gusta verme bien - ¿a quién no? -, pero la comodidad le gana a cualquier otro aspecto. Tengo varios pares de zapatos guardados que nunca han visto la luz porque sabía que mi aura de chica buena se transformaría en dos segundos en la Britney de las peores épocas - la que estaba rapada y peleaba con un paraguas en la mano -. La incomodidad me pone de muy mal humor, tanto como el hambre o el sueño acumulado.

Se verán bien, pero los tacos y las prendas muy ajustadas pueden causar problemas de salud graves. Por un lado, los tacos altos deforman los pies (si no, pregúntenle a Sarah Jessica Parker, cuyo doctor le dijo que el uso desmedido de tacos le había creado un nuevo hueso en el pie), y por el otro, las prendas muy ajustadas afectan la respiración al oprimir el diafragma, presionan el estómago y pueden provocar tensión muscular generalizada.

Aún sabiendo estos riesgos, miles de mujeres en el mundo se calzan los stilettos y salen a comerse el mundo todos los días. El diario El País cita una encuesta hecha por la web My Voucher Codes que revela que el 72% de las mujeres han sufrido una dolencia debida a la moda o al cosmética. Hasta hay mujeres adictas al uso de tacos que se amputan el dedo meñique para poder calzarse sus stilettos preferidos. Sí, como acabás de leer. 

Pero cuidado, porque el abuso de las ballerinas también puede provocar lesiones en el tobillo o incluso, fascitis plantar. "Son muy cómodas, si, pero muchos modelos no protegen el arco del pie y la suela no es lo suficientemente acolchada. Esto provoca sobrecarga en el tobillo y la zona lumbar", especifica el diario. 

La conclusión a la que se llega es que es mejor priorizar la comodidad antes que cualquier otro aspecto. Nada peor que ver a una mujer en una fiesta con sus divinos zapatos y que a la hora del dancing, se los saque para pasarla bien. Quizás esos stilettos que te miran a través del vidrio de una tienda sean los más lindos del universo, pero nada te hace ver más bella que una sonrisa. Y si estás cómoda, vas a sonreír. 





Mis botas de Viamo: cómodas, cancheras y todoterreno. Ah, y a buen precio. 





sábado, 8 de junio de 2013

¡Viva el Eleven!

Dicen por ahí que el hombre es un animal de costumbre, y creo que yo soy un ejemplo a señalar. Cuando era chica, mis padres no nadaban en dinero como para comprarme ropa 'de marca' y me enseñaron a valorar las prendas por su funcionalidad y belleza y no por la etiqueta que llevaran. Es una lección que aprendí muy bien, porque si hay algo que me tiene sin cuidado, es la marca de la camisa o el jean que llevo puestos mientras escribo este post.

Con el paso del tiempo, y con el comienzo de mi carrera profesional, tuve la oportunidad de elegir mi propia ropa. Cuando el dinero es propio, los gastos cobran una dimensión que antes no tenían: una es responsable de saber elegir y de seleccionar en qué vale la pena invertir. El ojo se me fue perfeccionando, y hoy soy capaz de encontrar joyitas en cualquier lado. Personalmente creo que lo más divertido es entrar a una tienda que no promete y saber que con paciencia y buen ojo siempre habrá prendas accesibles y bellas. Es todo un desafío. 

Por eso y porque no me gusta gastar sumas exgeradas en prendas que sé que no lo valen, es que me encanta ir de compras al barrio de Once (o el 'eleven', un término cariñoso). Usualmente hago el mismo recorrido - la costumbre otra vez -: camino por Córdoba hasta Paso, y desde allí bajo hasta Corrientes. Es un camino bastante corto y las tiendas que más me gustan están en este circuito. Recomiendo ir un día de semana porque muchos locales no abren los sábados. Porque soy una convencida de que las buenas cosas se comparten, hoy les quiero mostrar cuáles son estos locales y qué pueden encontrar allí. 

- Cuenta Conmigo Accesorios: La sorpresa más grata. Aquí encontré prendedores militares a 30 pesos cada uno. Son ideales para tunear un tapado de paño negro, una chaqueta de cuero o una camisa de jean. En Palermo estuve tentada de comprar uno a 90 pesos, pero mi intuición me dijo que me estaban viendo la cara. Hoy me compré dos. También hay varios modelos de collares (con pinches, calaveras, bien cargados) y algunos aros son originales. Avenida Corrientes 2570, Galería del Siglo, local 18. 

- Tramps: No suelo comprarme mucha ropa aquí, pero hoy entré y vi un abrigo corto de print militar gastado que se veía muy canchero. Un ítem fundamental de esta temporada. Salía 400 pesos, un precio accesible si se lo compara con los de algunas marcas de primera. También había blazers con detalles en cuerina, pero la confección no me pareció la mejor. Avenida Corrientes 2550.

- Hanna & Brothers: Lo que más me gustó de esta tienda es que por 12 prendas surtidas, te hacen precio al por mayor. Una buena idea es ir con una amiga y aprovechar el descuento, que es considerable. La atención es muy buena. Me encantaron las camisas. Paso 562.

- Materia: En este local conviven prendas de segunda y de primera. Hay que tener cuidado con las fallas y ver si tienen arreglo. Aquí vi un saco de estampa escocesa, con detalles en azul marino y capucha a 450 pesos. Además, hay jeans clásicos desde 199 y jeans de colores desde 207. Lástima que el corte de esta marca no me favorezca (me quedan bien de piernas y grande de cintura). Avenida Corrientes y Paso.

- Ag Store: No sé si me quedo corta al decir que el 40 % de mi guardarropas fue comprado aquí. En el local de Once se encuentran desde calzas con recortes de cuero hasta camisas blancas clásicas y blazers de diferentes estilos y grosores. La atención es excelente y los precios, de no creer. Paso 544.


Uno de los prendedores que le ponen onda a mi clásico tapado negro. Me compré dos por 60 pesos.



El Eleven es bastante caótico. Mi consejo es que lleves música relajante para no inquietarte. 

                 







viernes, 7 de junio de 2013

Lo que todos esperábamos de SJP

¡Levante la mano a quien no le gusta Sarah Jessica Parker! Si estás leyendo este blog, es porque algo de la moda te fascina, y si hay una mujer que encarna todo lo que una amante de la moda quiere ser, es ella. Si bien nadie conoce su vida personal - si tiene mal aliento cuando se levanta o si duerme con un remerón gastado de su marido - SJP logró ser uno de los emblemas más fuertes.

Claro que este mote lo alcanzó a través de la serie Sex and the City, protagonizada por Carrie Bradshaw, una mujer cuya vida es, para decirlo de alguna manera, perfecta. Hasta sus desencantos amorosos tienen algo bello, como si esa fuese la manera correcta de sufrir. Ni hablemos de su guardarropas, de su trabajo - vive sólo a expensas de una columna semanal en The New York Star y de la publicación de sus libros -, de sus salidas - siempre divertidas sin perder lo chic - y de los religiosos encuentros con sus tres mejores amigas. Nada de esto sucede en la vida real de nadie. Maldita Carrie. 

A lo largo de la serie, Carrie desarrolla una devoción por los zapatos. Se ha dicho que gracias a la serie, el diseñador Manolo Blahnik ganó la reputación de la que aún hoy sigue gozando. Es por esto que todas alguna vez pensamos por qué SJP no lanzaba su carrera como diseñadora de este objeto fetiche. Hasta hoy. Según informa Vogue, la actriz lanzará una línea de zapatos en colaboración con el CEO de Manolo Blahnik, George Malkemus. "Creo que es lo que la gente esperaba de mí, sobre todo por Carrie Bradshaw", reconoce SJP en Vogue. 

Su objetivo es ofrecer una línea diferente a todas, tanto en precio como en diseño. "Estamos probando con combinaciones de colores que no son las usuales, hermosas combinaciones que las mujeres quisieran tener en su guardarropas", explica. "Y en cuanto a las carteras, estamos tratando de que sea como en los '70 y '80, cuando se trataba realmente sobre las carteras. Sacaremos todo lo extra que no sirve", agrega.

Para decirlo en otras palabras, la línea de SJP - que se llamará exactamente así, SJP - no se parece en nada a los diseños que casi la dejan en la calle en Sex an the City. Los escarpines y las chatas se podrán conseguir a partir de 200 dólares y las carteras se venderán a menos de 700 dólares. Todos los productos se fabricarán en New York y Europa. "Porque fui Carrie Bradshaw por mucho tiempo, aprendí bastante sobre zapatos", dice. Ya era hora de que capitalizara todo ese conocimiento. 

Foto de Vogue, 2011.



Todos los zapatos que Carrie alguna vez usó, están aquí. ¿Alguien tiene el teléfono de un boquetero?





jueves, 6 de junio de 2013

Ridículo o no: esa es la cuestión.

'Del ridículo no se vuelve', probablemente sea, junto a otras frases del estilo 'Aunque la mona se vista de seda, mona queda', una de las más usadas en el ámbito de la moda. Suele suceder que las frases repetidas hasta el hartazgo pierden su verdadero significado, como si cada vez que alguien las pronunciara, por arte de magia, su sentido se vuelve un poco menos tangible.

A raíz de esta frase tan popularmente conocida surge una pregunta: ¿quién dictamina qué es ridículo o no? ¿Habrá un jurado en algún lugar del planeta que señala a Kim Kardashian vestida como un sillón de abuelita en la Met Gala y la manda al infierno de los ridículos? No lo sé. Por lo pronto, lo que sí sé, es que la RAE (Real Academia Española) define que un objeto es ridículo cuando por su rareza o extravagancia puede mover a risa. Además, aprendí que un ridículo era una bolsa de red que las señoras adineradas del Siglo XVII usaban para llevar el pañuelo y 'otras menudencias' (no de pollo, espero). No tenían celular ni lápiz labial, pero la mujer desde que es mujer, necesita cargar algún tipo de bolso para llevar las cosas que considera indispensables. Esa costumbre no se perdió.

Para no irme de tema y correr el riesgo de que este post se trate de algo que no quise, retomo el asunto de la ridiculez. Luego de pensar por varios minutos con un pastoso jazz de fondo, llego a la conclusión de que es mejor arriesgarse a verse ridícula antes que pasar como una más. Nada más aburrido e impersonal que ser parte del montón, parte de un ejército de chicas de pelo largo, calzas de colores estridentes y zapatotes de plataforma entera. Ay, esos zapatos. Si formase parte de los jueces que dictaminan qué si y qué no, castigaría a todas las que se dejaron llevar por la marea de la tendencia sin darse cuenta que son lo más antiestético que existe. A nadie le quedan bien, a nadie.

Siento que hay algo de diversión en esa delgada línea que separa lo cool, lo arriesgado, de lo ridículo. Nadie recuerda a alguien que se ve y se comporta exactamente igual a los demás. Quienes entienden este punto, son los que mejor la pasan a la hora de vestirse a diario. ¿De qué lado estarás? Yo prefiero divertirme, siempre. Y correr el riesgo.

Un ridículo francés de 1855.



Lady Gaga se debe divertir muchísimo. Bien por ella.



Kim Kardashian en la Met Gala 2013.







Mis elegidos del Six O'clock Tea

Siempre es lindo conocer gente talentosa, sea cual sea su especialización. Son esas personas las que expanden nuestra creatividad, ya sea a través de palabras, colores o indumentaria. Algo así me pasó el jueves pasado en el Six O'clock Tea. Allí conocí las últimas colecciones de varios diseñadores argentinos que aún no conocía, entre ellas, Natacha Morales, mi preferida de la velada y Diego Vaz, subcampeón en mi lista de preferidos.

Con el violín de Elizabeth Ridolfi de fondo, el clima estaba propicio para ver una colección exquisita como la de Natacha Morales. Con una terminación impecable en los vestidos, la diseñadora presentó una colección coherente, unida por un trío de colores (azul, blanco, negro) y por los detalles calados de pétalos y hojas. Morales hace dos colecciones por año: una pret a porter y otra, la que vi el jueves pasado, de Alta Costura. Mi look preferido fue una capa blanca con detalles en negro que le daba el toque a un clásico vestido negro hasta las rodillas. Un look sofisticado con un marcado aire retro y fácil de usar. 

Por otro lado, Diego Vaz acaparó mi atención por la moldería que presentó y por las telas elegidas - sedas en todas variaciones - para crear sus vestidos. Todos sus diseños marcaban la cintura y destacaban la silueta femenina. Eligió colores intensos, como púrpuras y naranjas profundos. Una colección que a simple vista se podría definir como vintage, pero aún así, la mirada actual del diseñador la inunda de modernismo. Muero por ponerme el vestido naranja que verán debajo. En un escenario ideal, elegiría ese vestido para ir a cenar con mi chico, pero también me lo pondría sólo para mí. Probablemente, saldría a caminar en un día fresco con sol mientras Ella Fitzgerald me canta al oído.  

Natacha Morales



Mi look preferido de Diego Vaz



Todos los diseños de Diego Vaz


Detalle calado a mano de Natacha Morales


martes, 4 de junio de 2013

El ritual de tomar el té, ¿una tendencia entre las fashionistas?

El jueves pasado fui invitada a tomar el té, así como en la canción de la eterna María Elena Walsh. Se trataba del Six O'clock Tea, un evento a beneficio de la Asociación Juanito. El temita es que a mí no me gusta el té, nunca me gustó y no creo que me llegue a gustar en algún momento. Lo relaciono directamente con estar enferma, cuando mi madre me obligaba a tomar un té con miel (incluso peor) para que mi tos menguara.

De más está decir que el ritual de tomar el té era una excusa que le daba un aire muy sofisticado al desfile que se llevaría a cabo en La Rural. Una vez superado el clima de confusión de los oganizadores, la velada fue muy amena. La pasé muy bien, entre otras cosas, porque los diseñadores que se presentaron eran muy buenos - la estrella del día era el brasileño de nombre impronunciable: Alexandre Herchcovitch - y además porque estuve muy bien acompañada en la mesa.

'¿Le pongo agua para el té, señora?', me dijo el mozo. Le supliqué que no me agregara años llamándome de esa manera y luego de disculparse, sin que yo le dijera que sí, volcó agua hirviendo en mi taza. Me dije que quizás era una buena oportunidad para amigarme con el té, y lo probé. Sabía igual que siempre: insípido, demasiado ni fu ni fa para mi gusto. Probablemente ayudaba que la calidad de las hebras no fuese óptima. Verán, me gustan las bebidas con personalidad. Un café bien hecho con granos molidos - como lo hace mi mamá -, una caipirinha de autor, un mate con buena yerba.

Pero bueno, hasta que el mate se vuelva cool (no creo que compartir la saliva con otros alguna vez sea de buen gusto) y me inviten a ver un desfile mientras se hace 'una linda mateada', tendré que seguir diciendo que no al señor mozo que me agrega años. ¿Desde cuándo 'tomar el té' es un ritual que desnuda cierto estatus entre las chicas jóvenes? Sabía de las señoras de la alta sociedad, esas que tienen acceso a marcas y diseñadores inalcanzables. Ellas sí han sido fieles soldados del té. Pero, ¿desde cuándo ser amante de la moda conlleva ser admiradora del té? Conozco a varias colegas que entrarían en esta categoría. ¿Seré la única a la que no le gusta la falta de personalidad de esta infusión? 

Creo que se trata de una tendencia más, pasajera, finita. Quizás en cinco años, lo chic sea juntarse a ver un desfile tomando un mate cocido. Bueno, quizás no tanto, pero sí una chocolatada caliente. Aunque engorde demasiado. 

Foto de Six O'clock Tea. 


lunes, 3 de junio de 2013

Chicas de tapa

Anna Wintour fue la culpable. Desoyendo las críticas que vaticinaban un rotundo fracaso, ella fue la primera en incluir a una no-modelo en la tapa de Vogue US en 1985. Madonna fue la elegida para estar en la tapa de la edición especial de verano, a pesar de que los 'entendidos' trataban de convencer a Wintour de que no lo hiciera. 'Madonna no es Vogue', le decían para que desistiera. El resultado fue que la revista salió como Wintour la había imaginado y las ventas subieron un 40%. "Nunca sigo las investigaciones de mercado, al fin de cuentas, lo que interesa es mi intuición. Tenés que mantenerte fiel en lo que creés", opina Wintour en un video de CBS al recordar esa histórica tapa.

"¿Por qué histórica?", se preguntarán muchos. Ahora es común ver a no-modelos en las tapas de revistas de moda (actrices, cantantes, mujeres con cargos políticos o escritoras), pero antes de que Wintour se animara a seguir su instinto, las tapas eran territorio exclusivo de las modelos. Para comprobar este hecho sólo hace falta ver las ediciones nacionales de las revistas de moda: Ohlalá tiene a Marcela Klosterbooer, Elle, a Natalia Oreiro y el último número aniversario de Harper's Bazaar tuvo a Carla Peterson como protagonista. Allí, Peterson confiesa que antes de hacer las fotos, hizo mucho gym para verse como todos esperaban. 

Luego de comprobar que la corazonada de Anna Wintour funcionaba, todas las revistas la copiaron. ¿Cómo impactó esta ya establecida tendencia en las actrices? La actriz Busy Phillips tiene la respuesta: "Hace 13 años, las modelos estaban en las tapas y las actrices eran las que se mostraban dentro de la revista. Ahora las actrices están en la tapa y eso provoca una presión más fuerte por estar en forma", opina en el programa 'The conversation'. Sabemos que el mundo del entretenimiento presiona a las actrices a verse flacas y sin arrugas, cuando en realidad su papel principal no es verse lindas, sino ser buenas intérpretes. Es más, a veces la belleza puede ser un impedimento para que la carrera actoral despegue. 

El resultado, irónicamente, es que las lectoras luchan por verse como las actrices, cuando el motivo principal de incluirlas en las tapas de revistas puede haber sido el de mostrar diversidad. No estoy diciendo que Wintour pensó 'Oh, tratemos de que nuestras lectoras no se sientan tan mal consigo mismas y cambiemos de rumbo', claro que no, pero hay una gran diferencia entre mostrar como ideal de belleza a Cindy Crawford y Madonna. La cantante, por más tuneada que esté, es una mujer que no encandila por sus rasgos, sino que su atractivo se basa en su actitud y personalidad. A fin de cuentas, ¿no son estas dos cualidades las que hacen que una mujer sea inolvidable? Ya lo decía Diana Vreeland: 'No tenés que nacer linda para ser salvajemente atractiva'.






sábado, 1 de junio de 2013

Mujer colonizada

Las revistas de moda parecen sufrir de un estancamiento de ideas. El cambio es sumamente necesario, creo, para mejorar. Sin embargo, no muchos deben pensar como yo porque no veo publicaciones que presenten ideas revolucionarias o, al menos, novedosas.

Decir que no hay lugar para las mujeres 'normales' (o sea, que no pesen 50 kilos) ni para mujeres adultas es ya un lugar común. Pero sucede. Por eso me alegró tanto ver en la última edición de la revista argentina 90+10 a Maite, una mujer amante de colores de 69 años que fue retratada por los chicos de OnTheCorner. Ella rompe con el estereotipo de 'mujer de portada' y su irrupción es una bocanada de aire fresco en el mundo de la moda. Pero se que es pasajero.

El caso de 90+10 es, lamentablemente, la excepción. Mujeres como Maite - con líneas de expresión que evidencian haber vivido, cabello gris, cuerpo rollizo - parecen no encajar en el distinguido mundo de la moda. ¿De quién es la culpa: de los editores por perpetuar la idea de que una mujer exitosa debe ser flaca, alta, con tal color de pelo y ojos y usar tal ropa? ¿O de las/los lectores que aceptan el mensaje y siguen comprando la revista? Creo que hay responsabilidades de los dos lados. Si las ventas cayeran, inmediatamente se haría algo al respecto.

Hace unos días charlaba con una colega amiga, Celeste Nasimbera, y ella opinaba que las revistas de moda venden un modelo aspiracional, que desde siempre había sido así. Estoy de acuerdo con ella, ese es el camino que todas las revistas siguen: y precisamente por eso son todas iguales. También creo - estoy convencida - que existen otras maneras de hacer moda: tratando de incluir a la mayor cantidad de personas y haciendo sentir a la mujer bien consigo misma. ¿Ustedes se sienten identificadas con los 'modelos aspiracionales' que las revistas de moda presentan? Yo no, y eso que nunca tuve problemas para conseguir talles, no soy petisa, mi piel está bastante bien y mi pelo es dócil. 

¿Por qué no incluir en las producciones de moda a mujeres que no sean modelos (pero que sepan posar), mujeres con distintas alturas, tipo de pelo y color de piel? ¿Es la mujer rubia, alta, de tez clara y ojos celestes con la que las argentinas nos sentimos identificadas? No lo creo. Hasta que aparezca en el mercado una revista de estas características, me abstendré de comprar las que hoy existen. No me aportan nada nuevo, no me nutren en ningún sentido.