lunes, 3 de junio de 2013

Chicas de tapa

Anna Wintour fue la culpable. Desoyendo las críticas que vaticinaban un rotundo fracaso, ella fue la primera en incluir a una no-modelo en la tapa de Vogue US en 1985. Madonna fue la elegida para estar en la tapa de la edición especial de verano, a pesar de que los 'entendidos' trataban de convencer a Wintour de que no lo hiciera. 'Madonna no es Vogue', le decían para que desistiera. El resultado fue que la revista salió como Wintour la había imaginado y las ventas subieron un 40%. "Nunca sigo las investigaciones de mercado, al fin de cuentas, lo que interesa es mi intuición. Tenés que mantenerte fiel en lo que creés", opina Wintour en un video de CBS al recordar esa histórica tapa.

"¿Por qué histórica?", se preguntarán muchos. Ahora es común ver a no-modelos en las tapas de revistas de moda (actrices, cantantes, mujeres con cargos políticos o escritoras), pero antes de que Wintour se animara a seguir su instinto, las tapas eran territorio exclusivo de las modelos. Para comprobar este hecho sólo hace falta ver las ediciones nacionales de las revistas de moda: Ohlalá tiene a Marcela Klosterbooer, Elle, a Natalia Oreiro y el último número aniversario de Harper's Bazaar tuvo a Carla Peterson como protagonista. Allí, Peterson confiesa que antes de hacer las fotos, hizo mucho gym para verse como todos esperaban. 

Luego de comprobar que la corazonada de Anna Wintour funcionaba, todas las revistas la copiaron. ¿Cómo impactó esta ya establecida tendencia en las actrices? La actriz Busy Phillips tiene la respuesta: "Hace 13 años, las modelos estaban en las tapas y las actrices eran las que se mostraban dentro de la revista. Ahora las actrices están en la tapa y eso provoca una presión más fuerte por estar en forma", opina en el programa 'The conversation'. Sabemos que el mundo del entretenimiento presiona a las actrices a verse flacas y sin arrugas, cuando en realidad su papel principal no es verse lindas, sino ser buenas intérpretes. Es más, a veces la belleza puede ser un impedimento para que la carrera actoral despegue. 

El resultado, irónicamente, es que las lectoras luchan por verse como las actrices, cuando el motivo principal de incluirlas en las tapas de revistas puede haber sido el de mostrar diversidad. No estoy diciendo que Wintour pensó 'Oh, tratemos de que nuestras lectoras no se sientan tan mal consigo mismas y cambiemos de rumbo', claro que no, pero hay una gran diferencia entre mostrar como ideal de belleza a Cindy Crawford y Madonna. La cantante, por más tuneada que esté, es una mujer que no encandila por sus rasgos, sino que su atractivo se basa en su actitud y personalidad. A fin de cuentas, ¿no son estas dos cualidades las que hacen que una mujer sea inolvidable? Ya lo decía Diana Vreeland: 'No tenés que nacer linda para ser salvajemente atractiva'.






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