lunes, 7 de julio de 2014

El vestido de Marilyn Monroe

- Hágame un vestido que sólo se atrevería a usar Marilyn Monroe.

Las palabras salieron de su boca, probablemente las haya susurrado. A veces, sólo a veces, la rubia más famosa de los Estados Unidos hablaba de sí misma en tercera persona. Quien escuchaba era Jean-Louis, diseñador francés que se hizo conocido por haber vestido a Rita Hayworth en la película Gilda

- Irá desnuda, me imagino, miss Monroe.
- ¡Totalmente!

Existen vestidos que encierran una historia, que marcan un punto de inflexión en la vida de una persona o, incluso, de un país. Otros, sólo son. 

El vestido que usó Marilyn Monroe en la fiesta del cumpleaños número 45 del entonces presidente John Fitzgerald Kennedy quedó grabado en la retina de todos los presentes. Luego, cuando la foto recorrió el mundo, esa imagen se convirtió en una postal del descaro de miss Monroe. "En la mitología de la década de 1960 sólo ha quedado una imagen: la de una rubia rubísima, con un vestido fabricado con milímetros de espuma", describe el periodista francés Francois Forestier en el libro Marilyn y JFK. 

Su actuación no debía pasar desapercibida, ella sabía que era el regalo para el presidente. Marilyn le cantó el Happy Birthday a su amante, el presidente JFK, delante de cientos de personas. El romance era un secreto mal guardado, si la prensa no lo ventiló en su momento fue porque los Kennedy amenazaban con tomar represalias contra quien osara ventilar semejante escándalo. Y contaban con munición pesada.

La interpretación de Marilyn del Feliz Cumpleaños era "una incitación al vicio, una melodía lasciva", observa Forestier. "Canta con una voz gangosa, una voz de sexo, promete amor, piel y placer infinito". La actuación de la rubia rubísima no sólo incitaba al vicio por la sensualidad manifiesta y descarada, sino porque el vestido que estaba usando dejaba poco espacio a la imaginación. El vestido costó 12 mil dólares y en 1999 fue subastado en Christie's por un millón.

"Hubo que superponer veinte capas de sedas sobre los senos y la entrepierna para evitar transparencias y se cosieron seis mil piedras del Rin, que centelleaban por todo el vestido. Dieciocho modistas trabajaron siete días seguidos. Es un vestido imposible de poner, hubo que coserlo sobre el cuerpo de la estrella. Es decir: totalmente a la medida de Marilyn", se lee en el ya mencionado libro. 

- Hará que se despierten, ¿no? 

Peter Lawford, a cargo de la conducción del show, presenta a Marilyn una, tres, cinco veces. Pero ella no sale. Detrás de bastidores, el vestido explota. Todos ven que no lleva ropa interior. El vestido no aguanta la carne de la rubia rubísima. Las modistas intentan arreglar el desastre y Marilyn finalmente sale al escenario unos minutos después. Dando pequeños pasos para que la costura del vestido no vuelva a ceder, Marilyn llega al micrófono. Se saca la estola de armiño, los hombres silban. Comienza a cantar, a balbucear, a gemir. Está a punto de hacer historia, y lo sabe.


Marilyn en la after party junto a John F. Kennedy y su hermano Robert.





Junto a Earl Blackwell.



En 1999, Chirstie's subastó el vestido en un millón de dólares. 











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