sábado, 22 de marzo de 2014

Kim Kardashian en Vogue y el Papa Francisco en Rolling Stone: ¿Qué carajos está pasando?

¿Cómo es que el Papa Francisco, símbolo de una de las instituciones más conservadoras del mundo, llega a la portada de la revista Rolling Stone, paradigma del espírutu rockero y revolucionario? ¿Cómo es que Kim Kardashian, una mujer que no se sabe bien qué hace pero está en todos los programas yanquis de chimentos, llega a la portada de la 'Biblia de la Moda'? Pellízquense, porque está sucediendo.

La edición de marzo de Rolling Stone tiene a Jorge Bergoglio, hoy rebautizado Papa Francisco, como protagonista total. "Adentro del Vaticano, ¿cerca de la revolución?", es la bajada ganchera que se lee en tapa. El artículo principal de la revista cuenta sus comienzos y las repercusiones que está generando luego de un año de papado. Después de leer la nota, la impresión que me quedó es la de un héroe blando, un tipo - ya grande - que intenta mejorar la imagen de la Iglesia. Por ahora, sólo mediante la palabra. Y creo que esto será lo más cerca que estará de la 'revolución'.

Ni bien vi la RS de marzo, con el Papa y su mirada que derrocha una bondad exagerada, tuve que comprarla. ¿Qué hacía este tipo en la tapa de una revista de rock? Quería comprobar si su presencia se justificaba, porque - es redundante decirlo - el Papa no pertenece a este mundo. El artículo central está acompañado por distintas opiniones de personalidades argentinas, entre ellas, Mario Pergolini, Juan Carr, Andrés Calamaro, Daniel Scioli, Mauricio Macri. Y Martín Caparrós, el genial escritor y periodista que sintetizó en una frase lo que muchos pensamos: "Si alguien consigue recuperar la imagen de la Iglesia Católica, lo que hace no es más que devolverle la posibilidad de hacer daño. Eso es lo que está logrando Jorge Bergoglio". Brillante, conciso, inmejorable. Eso es rock.

Por otro lado, la mediática Kim Kardashian finalmente logró llegar a Vogue, que según ella misma dijo en Twitter, era su sueño. "No puedo respirar", escribió como para poner en perspectiva lo que significa estar en la portada de la Biblia de la Moda. La foto de la tapa se viralizó en apenas segundos, muchos no podían creer que ESHA, Kim Kardashian, haya sido bendecida con el prestigio de estar en Vogue. Porque - y es redundante decirlo - no pertenece al mundo que Vogue representa. Ni ella ni su futuro marido, Kanye West. Pero ahí están los dos, abrázandose y siendos presentados al mundo como Kim and Kanye, sin necesidad de apellidos. Y retratados por Annie Leibovitz, fotógrafa que inmortalizó a John Lennon y Yoko Ono en la RS de diciembre de 1980. Dos parejas, una fotógrafa y miles, millones de diferencias.

¿Qué está pasando? ¿Nos volvimos todos locos? Las reacciones que generaron estas dos portadas fueron parecidas: miles de lectores horrorizados e indignados levantaron su voz - vía Twitter - para comunicar su descontento, como si hubieran sido estafados. Desde mi punto de vista, la decisión editorial de RS y Vogue de poner en tapa a personalidades que nada tienen que ver con sus identidades persigue un solo objetivo: vender, vender, vender. Es obvio. ¿Y cómo lo logran? Generando controversia con sus elecciones de tapa y eligiendo a personajes que marcan agenda (un año de papado, Kim and Kanye se están por casar), así consiguen que todos estemos hablando del tema. Porque como me compré la RS con el Papa, también me voy a comprar la Vogue con Kim and Kanye. Para ver el horror e indignarme sola en mi casa, en pantuflas y pijama.

En definitiva, no es la muerte de nadie. Son solo negocios. 
















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