jueves, 29 de agosto de 2013

Agostina Bianchi, una diseñadora amante de lo artesanal


“Soy hija de la crisis”, se define Agostina Bianchi haciendo referencia al nacimiento de su marca, allá por 2001. En plena debacle financiera, esta egresada de la primera camada de Diseñadores de Indumentaria de la UP se animó a dar el gran salto. La osadía y la perseverancia que la caracterizan dieron sus frutos: ya lleva más de una década diseñando y sigue con la idea de crecer.

 Los percheros de la boutique exclusiva que tiene en Thames 1733 muestran prendas tejidas en hilos y lanas – sacos, vestidos, palazzos, faldas y hasta botas - en colores neutrales y vibrantes. Junto a otros colegas nacionales, el 6 de septiembre mostrará su colección primavera-verano en una de las pasarelas internacionales más codiciadas: New York Fashion Week.

¿Cómo te pegó la noticia de que vas a presentar tu colección primavera-verano en New York Fashion Week?

Es la primera vez que voy, pero mi ropa ya estuvo en otros países. Estuve en muchas ferias internacionales, en Japón por ejemplo y también en Harrod’s de Londres. También fui a Bread and Butter, una feria de diseño muy conocida e importante. Mi ropa también se consigue en Italia y Noruega. También en Costa Rica, Uruguay, Chile. Todos los preparativos que tenés que hacer antes de un viaje me generan adrenalina. Todo tiene que estar en orden para poder ir y dejar todo lo de la tienda organizado.

¿Cuáles son tus expectativas comerciales?

El 9 y 10 de septiembre tenemos rondas de negocios con distintas tiendas y clientes internacionales. Habrá un Open House dentro del Consulado Argentino y ahí van a ir varias boutiques o personas interesadas en tener ropa novedosa para sus negocios. Es una gran oportunidad comercial.

¿De dónde viene tu gusto por el tejido?

Cuando empiezo a formar mi marca, hacía prendas hechas en tela y otras tejidas. Si bien comencé mi marca en la Argentina, tuve la posibilidad de irme a Italia y allí fue donde más creció. Lo que más se vendía en Italia eran los tejidos porque todo lo que fuese artesanal, con valor agregado, les encantaba. Así fue como el tejido, lo hecho a mano, fue tomando protagonismo cada vez más. Al tejido hay que encontrarle la vuelta para que funcione: yo hago un producto artesanal glamoroso y femenino, no tiene nada que ver con lo que pueda hacer una abuela en su casa o lo que podés encontrar en una feria. Se deben elegir con cuidado los materiales, diseñar la morfología de la prenda y también las texturas, dónde poner cada color. Todo está pensado.

¿Qué materiales usás?

Para las colecciones de invierno uso lana, llama, angora, mohair (pelo de cabra), lanas merinos. Y para la ropa de verano se usan algodones, viscosas con algodones o rayones. Son texturas abiertas, más frescas y los hilados son más livianos, tienen como un efecto wet (húmedo) en la piel.

Tus colecciones se caracterizan por formar parte del movimiento Slow, ¿qué significa?

Mis colecciones son de edición limitada y se cuida mucho la ética en la cadena productiva. Mis prendas se hacen para ser usadas varias temporadas, no me interesa el ‘use y tire’ que fomenta el Fast Fashion. La consigna de mi marca es trabajar con muy buenos materiales y con diseños atemporales que no siguen tendencias externas sino que responden a mi estilo.

¿Qué querés decir cuando explicás que se ‘cuida la ética en la cadena productiva’?

Ya hace seis años que reutilizamos hilados sobrantes de la producción y trabajamos junto a una comunidad indígena, los Tobas, originarios del Norte del país. Ellos tienen un pequeño asentamiento en Pilar, se les da todo el sobrante de la producción y ellos hacen partes de prendas como cinturones. De esta manera cuidás el medioambiente porque no producís desechos y además fomentás el comercio justo con la comunidad Toba. También se los incorpora a la sociedad para que ellos puedan vivir de sus artesanías. Si bien los Tobas utilizan técnicas ancestrales para trabajar, el diseño es moderno y atemporal. Luego, se hace una mezcla entre lo que ellos hicieron y mis prendas. Existen prendas que fueron hechas hasta con cuatro técnicas distintas: crochet, macramé, máquina manual y técnica Toba. Esto hace que las prendas sean difíciles de reproducir.

¿Cómo es el proceso creativo?

Para lo único que estoy completamente sola es para diseñar. Lo que más disfruto es diseñar, pero no lo puedo hacer tan seguido como quisiera porque estoy chequeando que todo salga bien en las demás áreas. Usualmente me encierro una semana y hago una colección entera de 50 piezas ya seleccionadas, a veces llego a hacer hasta 250 diseños, pero luego elijo. Para esta colección me inspiré en la transformación universal, el tema de la conciencia por el cuidado del medioambiente. Por eso es que incluí más colores en mis prendas, los hilos de lúrex también reflejan este haz de luz.


Parte de la nueva colección primavera-verano que Agostina Bianchi presentará en New York Fashion Week. 










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