domingo, 7 de julio de 2013

Primer amor

Hay accesorios y prendas que deben ser bien elegidas. Su elección y posterior compra son actos que deberían estar pensados, idealmente teniendo en cuenta las miles de funciones que cumplirán. A menos que seas millonaria y tengas la posibilidad de despilfarrar, entenderás lo que digo. Estoy hablando de los lentes de lectura (igualmente importante las gafas de sol), de la cartera perfecta, del zapato diario y, principalmente, del reloj pulsera.

Nunca fui una fanática de ellos, pero a medida que una crece y con este cambio llegan más responsabilidades laborales, el reloj se transforma en algo necesario. Si bien soy preguntona, no me da ir por la calle interrumpiendo a las personas para que me informen si estoy llegando tarde o no. Y no me hablen de mirar la hora en el celular, no. 

Al ser un accesorio todoterreno, no es recomendable elegir los relojes de tendencia. El año pasado hubo una superpoblación de los relojes Swatch. Los vendedores ambulantes de Once vendían sus copias con el mismo éxito que lo hacían las joyerías oficiales. Venían en varios colores, pero el que más eligieron las argentinas fue el dorado. 

Como todo lo que se duplica en poco tiempo, estos relojes cansaron. Destaco su estilo masculino, una característica que realza la feminidad, aunque se lea como una contradicción. Tengo un reloj masculino, pero es bien de hombre, no una versión adaptada. Cuando lo usaba me hacía sentir poderosa. Pero no le fui fiel, algo no funcionaba entre nosotros. 

Los verdaderos amores nos encuentran, y eso me sucedió con mi actual reloj. Era un fin de semana de invierno en Chacabuco (ciudad en la que nací y crecí) y acompañé a mi padre a una joyería. En la vitrina, escondido, lo vi. Estaba solo, era el único de su especie. Era un Casio dorado, pequeño, delicado y con un marcado estilo retro. Me encontró y no hubo vuelta atrás: sólo me lo saco para bañarme. 

Está gastado, el dorado poco a poco se esfuma. En algún momento tendré que hacer el duelo. Como todo primer amor, sé que los que vengan serán comparados con él. 


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