martes, 4 de junio de 2013

El ritual de tomar el té, ¿una tendencia entre las fashionistas?

El jueves pasado fui invitada a tomar el té, así como en la canción de la eterna María Elena Walsh. Se trataba del Six O'clock Tea, un evento a beneficio de la Asociación Juanito. El temita es que a mí no me gusta el té, nunca me gustó y no creo que me llegue a gustar en algún momento. Lo relaciono directamente con estar enferma, cuando mi madre me obligaba a tomar un té con miel (incluso peor) para que mi tos menguara.

De más está decir que el ritual de tomar el té era una excusa que le daba un aire muy sofisticado al desfile que se llevaría a cabo en La Rural. Una vez superado el clima de confusión de los oganizadores, la velada fue muy amena. La pasé muy bien, entre otras cosas, porque los diseñadores que se presentaron eran muy buenos - la estrella del día era el brasileño de nombre impronunciable: Alexandre Herchcovitch - y además porque estuve muy bien acompañada en la mesa.

'¿Le pongo agua para el té, señora?', me dijo el mozo. Le supliqué que no me agregara años llamándome de esa manera y luego de disculparse, sin que yo le dijera que sí, volcó agua hirviendo en mi taza. Me dije que quizás era una buena oportunidad para amigarme con el té, y lo probé. Sabía igual que siempre: insípido, demasiado ni fu ni fa para mi gusto. Probablemente ayudaba que la calidad de las hebras no fuese óptima. Verán, me gustan las bebidas con personalidad. Un café bien hecho con granos molidos - como lo hace mi mamá -, una caipirinha de autor, un mate con buena yerba.

Pero bueno, hasta que el mate se vuelva cool (no creo que compartir la saliva con otros alguna vez sea de buen gusto) y me inviten a ver un desfile mientras se hace 'una linda mateada', tendré que seguir diciendo que no al señor mozo que me agrega años. ¿Desde cuándo 'tomar el té' es un ritual que desnuda cierto estatus entre las chicas jóvenes? Sabía de las señoras de la alta sociedad, esas que tienen acceso a marcas y diseñadores inalcanzables. Ellas sí han sido fieles soldados del té. Pero, ¿desde cuándo ser amante de la moda conlleva ser admiradora del té? Conozco a varias colegas que entrarían en esta categoría. ¿Seré la única a la que no le gusta la falta de personalidad de esta infusión? 

Creo que se trata de una tendencia más, pasajera, finita. Quizás en cinco años, lo chic sea juntarse a ver un desfile tomando un mate cocido. Bueno, quizás no tanto, pero sí una chocolatada caliente. Aunque engorde demasiado. 

Foto de Six O'clock Tea. 


2 comentarios:

  1. Se puede tomar mate sin compartir salivas, cosa que a mi no me gusta tampoco. En Turquía toman algo parecido al mate y lo que comparten es la pava que se la pasan. cada uno con su cacharrito. muy lindo el blog!! Lo leí enterito.

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  2. Gracias señor anónimo! Importemos la tradición turca y veamos desfiles mientras compartimos unos verdes. Saludos!

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