La periodista inglesa Caitlin Moran dedica un capítulo de su libro Cómo ser mujer al temita de la moda. Con mucha ironía reflexiona sobre el impacto que ésta tiene en la vida diaria de las mujeres. Además de este capítulo en particular, éste es un libro que recomiendo a mis mejores amigas, a personas que quiero. Por eso a ustedes también les digo: lean a Caitlin Moran.
En todas las páginas me encontré con frases que me hicieron pensar, como ésta: "En el caso de las mujeres, lo que parecemos se considera generalmente sinónimo de lo que somos; y por ese motivo, nuestro aspecto sigue dictando lo que sucederá a continuación. Cuando una mujer dice "¡No tengo nada que ponerme!", lo que realmente está diciendo es "No tengo nada que me haga ser quien se supone que debo ser hoy".
A nosotras (las mujeres) se nos suele juzgar por la apariencia de una manera mucho más exigente que a los hombres. Nosotras, además de mujeres, también somos flacas, gordas, rubias, morochas, bien vestidas, mal vestidas, con lindo pelo, con pelo horrible. Y si son los adjetivos catalogados como 'negativos' los que nos definen, además somos señaladas como gruñonas, machonas, sucias o dejadas.
"¿Se preocuparían las mujeres tanto de su aspecto, y de a quién le gustan, si éste no continuara siendo el principal punto para valorarlas?", se pregunta Moran. La respuesta puede ser engañosa: mientras muchos aseguran que está en la 'naturaleza' femenina ser coquetas, yo me inclinaría por pensar que verse siempre fabulosa es una imposición cultural.
No es sorpresivo que haya tantas revistas de moda dedicadas a las mujeres. Se nos obliga a vestir siempre lo último, a cambiar el look como tal o cual famosa, a pintar los labios de rojo porque es lo que va. Claro que es una obligación creada por la misma industria de la moda, una obligación necesaria para renovarse y, consecuentemente, subsistir.
"Lo mejor de la moda es que sea un juego. Pero para las mujeres es un juego obligatorio", opina Moran. ¿No hay salida, entonces? Claro que sí. Si la moda es un juego, tratemos de encontrarle siempre el costado lúdico y descartemos el de las reglas. Eso es lo que yo hago y la paso bastante bien.